Es también un arte cristiano,  la expresión artística del primer reino cristiano que surge en España, y en toda la Europa occidental, tras la penetración musulmana en la Península en el 711. Un reino que se desarrollará en el momento de máximo esplendor del Imperio carolingio y Al Andalus.

Otra de sus singularidades es que se trata de un arte documentado, que se menciona y describe en los documentos de la época, en las denominadas Crónicas Asturianas (Crónica Albeldense y Crónica de Alfonso III en sus dos versiones, Rotense y Sebastianense).

Se trata de un conjunto de manifestaciones arquitectónicas, escultóricas y pictóricas y de orfebrería, que expresan, en piedra, oro y metal, el relato de una época y de un Reino. Un conjunto de manifestaciones artísticas que ha llegado a nuestros días excepcionalmente bien conservado y que constituye una de las muestras más sobresalientes del Occidente medieval europeo. Y ello ha sido posible porque todos los edificios han continuado en uso desde su origen hasta nuestros días.

La práctica totalidad estos edificios son iglesias prerrománicas o de origen prerrománico, muchas de ellas iglesias parroquiales, en las que se sigue celebrando culto en la actualidad, y en cuyo mantenimiento han contribuido decisivamente los párrocos y los fieles que las han sostenido a lo largo de los siglos. Esta circunstancia ha favorecido la conservación de estos edificios singulares al mantenerse sin interrupción el uso y función para la que fueron construidos.

Por todo ello, la Diócesis de Oviedo está comprometida en la conservación, la promoción y la gestión sostenible de este excepcional legado cultural y espiritual, uno de los mejores exponentes de la riqueza patrimonial del Principado de Asturias y uno de los elementos de su identidad.